Observación reversible del entorno, interpretación afilada de los elementos, relectura de los sitios urbanos... Eso es lo que pretende Spy, misterioso artista madrileño de 33 años, también llamado el Banski español. Ideas que nacen y viven en la ciudad. Que crean un dialogo. Una experiencia con el viandante. Y no piden nada a cambio. Denuncia, crónica de la sociedad actual, mero impacto visual. Sin mayores pretensiones que utilizar la ironia para detener el ritmo de vida urbano. Crear una experiencia. Pellizcarnos el subconsciente. Enorme el talento concentrado por centímetro cuadrado. Nos quedamos con el toro y sobre todo con ese graffiti luminoso de "street wars". Nos lo ha silvado la gente de Flores en el ático.