Hoy día sólo hay una cosa permanente, el cambio. Y el cambio es la norma fija en el mundo de la comunicación y el marketing. Y de mostrarte ideas que lo cambian todo, va este blog.

Nací extranjero.

Y de repente tu país se convirtió en un país extranjero donde ya nadie tenía la necesidad de huir o volver a casa. Mi nacionalidad ya no es un lugar, es donde está su cuerpo. Mi patria son tus ojos. Ojos que vieron como vendíamos los DNIs. Ojos que vieron como soldamos la tierra con el cielo. El súper continente Pangea resucitado.

Y ya nunca más hubo distinción ni de color, ni de raza, ni de huellas dactilares. Nacimos todos extranjeros. Dentro de una torre de Babel. En el que ya nadie hablaba en el lenguaje del dinero. En ese guión que un día escribieron en los Babeles de Panamá. Donde del refugiado era el dinero. Ese dinero que no tenían los refugiados para dejar de ser ilegales. Ese dinero que sí tuvo la legitimidad de Europa para construir las puertas al mar. Para levantar esos frontones en los que la dialéctica y la geopolítica jugaban un partido interminable.

Y de repente tu país se convirtió en un país extranjero donde ya nadie tenía la necesidad de huir o volver a casa.