Una paradoja. Sentimos la necesidad de propagar los argumentos racionales para convencer al target de que los alimentos no llegan donde debería llegar. Debería bastar con decir simplemente lo que es. Pero no. Y lo triste es que podría llegar si nos organizamos mejor en el mundo. Pero parece imposible. No llegan. Otra paradoja desde el punto de vista comunicacional que para lanzar nuestros argumentos racionales lo mejor es apoyarnos en la emoción. A veces nos ofuscamos con repetir y acabamos redundando. Aún tenindo un producto distinto. Aún teniendo un motivante que otros no tienen. Lo que está claro es que sin emoción no hay acción. Acción contra el hambre nos entrega esta hermoso experimento. Como escarpias. Compártelo que es por una buena causa copyloto.