Mientras cuentas una buena historia la realidad deja de existir. Te trasladas a ese país llamado la imaginación. Vuela. Deja que el viento te muerda y levante alas dónde antes había unos pies.
Te mueves. Trasmutas lo trivial en anodino para quedarte mirando. Hipnotizado y con el vértigo mental por montera. Es lo que hoy nos está pasado. Dejemos de encender los telediarios y múdémónós a nuestra imaginación. Exploremos la vida con otros ojos. Con los tuyos. Con los míos.
Asomémonos al fondo de los ojos de otras vidas. De por vida. Para siempre. Nos encanta el proyecto de estos japos minimals. Rrrrrrrrrrrrrrrr. Nos.