El café divino también le llaman. El oro negro lo llamaríamos nosotros. En Tailandia, se traen entre manos: un café hecho de granos excretados por elefantes. Estos hoteles recolectan sus propios granos del campo de elefantes ubicado detrás del resort Triángulo de Oro, en Chiang Rai. El black Ivory, cuesta 1,100 dólares el kilo y 50 dólares una taza, lo que lo convierte en uno de los más caros del mundo.En comparación, la taza de café del gato de algalia cuesta entre 500 y 600 dólares por kilo y 30 por taza.
La idea la tuvo un canadiense, Blake Dinkin, que primero hizo diversas pruebas en su país para confirmar que la ingesta de café no dañaba la salud de los elefantes y fue perfeccionando el sistema hasta conseguir una variedad «suave y ligera», que, según aseguran los publicistas, evoca los aromas de la jungla. Después se trasladó a Tailandia y allí contactó con los responsables de la fundación Golden Triangle, un refugio para elefantes que han sufrido abusos, promovido por la cadena de alojamientos de lujo Anantara. «Elegimos el nombre de ‘marfil negro’ porque es lo opuesto al ‘marfil blanco’: esto se ha puesto en marcha como un negocio sostenible que ayuda a los elefantes», explica John Roberts, el responsable de elefantes de Anantara, que también ha aclarado algunas dudas lógicas sobre el proceso. «Una taza de Black Ivory no es barata. Por supuesto, no alimentamos a la fuerza a los elefantes, así que no comen muchos frutos de café.
Los frutos tienen que salvar la enorme trituradora de los molares y, una vez que han recorrido todo el elefante, pueden resultar difíciles de encontrar, porque Black Ivory no nos ha pedido que limitemos los movimientos de nuestros animales, algo que nunca haríamos, de modo que podemos estar sembrando café en los campos del Triángulo Dorado». El 8% de lo que se obtenga con las ventas revertirá en la fundación.
Lo contaremos en directo en los viajes de copyloto que en breves nos llevará a esas tierras.