David Ogilvy lo escribió hace muchos años “Cuando no tengas nada que decir, cántalo”.
Y es que una imagen vale más que mil palabras. Y la imagen de una palabra vale más que un millón de imágenes. Y si encima le añades música valdrá trillones.
¿Cuándo es más completa la predicación cuando el sermón comienza o cuando arranca el órgano? ¿Cuándo uno escucha o cuando uno participa con la voz?
La música es probablemente uno de los caminos publicitarios más completos y participativos que existen. La música es el idioma internacional y el vehículo por excelencia en el que subirnos para transmitir un mensaje. El músico Giorgio nos entretiene y emociona a la vez y vende su marca personal.
¿Qué otras marcas podrían firmar esta fenomenal acción? ¿Quizás Colgate por la sonrisa que dibuja en tu cara? Deja tu comentario.