Fahrenheit 451 es la palabra en llamas. Esa que trata de encender una mecha. O dos. O las 6.5345,677,831 mechas que habitan en cada cerebro habitante de este planeta.
Fahrenheit 451 es el futuro distópico. Es pasado literario y es presente. Es el naufragio de un incendio diluido en el charco de saliva de la televisión. Toda una oda a la creación. Cuenta la historia de los libros prohibidos por un gobierno en un país imaginario. Los bomberos quemaban cualquier casa que los contenía. Ahonda sobre la idea de la supresión de las ideas y cómo la televisión destruye el interés por la literatura.
Eli Perez quiso difundir la idea y que no quedará en papel mojado y parece que lo ha conseguido. Simplemente una idea en llamas.
Un libro, una lija y una cerilla han conseguido agitar el cóctel molotov.
Te diría que quemarás este post después de leer. Quizás sea posible. Como la pólvora.