Esos incendios que provocan aquellos naufragios. Acarreamos cadáveres por las calles rebosantes de gente. Es como si la idea se desperezase poco a poco después de un largo letargo. Y te sonríe. El agujero inventa la verdad, la bomba la sacude. El primer sorprendido eres tú. Te empapa el alma. Y a partir de ese momento estás perdido. Buena la has hecho. Has despertado a la bestia.
El artista Omar Jerez pasea un cadáver de ETA por las herriko tabernas de Donostia yendo al hígado y al pulmón del terrorismo.
¿Es arte? ¿Autobombo? Es real.