La idea nace, crece, se reproduce y vuelve a nacer.
La idea es líquida. Fluye. Sube y baja como una montaña rusa. Las ideas están viva. Son las hacedoras de sueños y deshacedoras de los nudos dormidos del pensamiento. Bordan la dureza del día a día y dibujan en esos miradas dislocadas una gran sonrisa. Aletean de impaciencia y alegría. Doman a las piedras del aburrimiento. Arrancan hiedras a las partituras de la monotonía. Ladran al llanto. Las ideas se encuentran debajo de las palabras respirando tu aliento. Confundidas. Pequeñitas. Frágiles. Calientes.
Tiramos de su cordón umbilical para que nazcan, crezcan, se reproduzcan y vuelvan a nacer.