Persiguiendo la emoción. Escurriéndonos por el aro de la felicidad. Comienza el otoño y salimos a derrapar en las hojas caídas de los árboles.
Nos mecemos en el regazo de una idea. Ocurrencias de ida y vuelta. Juguetes del alma de las que vuelan alto y hacen que se nos llenen las manos de rayos de luz y la boca de palabras que no podemos escribir. Inventos de mentes que nos hacen guardar nuestro corazón de repuesto en un cajón.
Abrimos el grifo en esta ocasión y salen ideas a borbotones. Nos descalzamos y nos ponemos el bañador para subirnos al columpio líquido. Ese en el que nunca te mojas los dedos de agua.
Súbete a mi mente y no te bajes nunca.